A grandes problemas, grandes soluciones

La Fuente

Una de las soluciones que se han propuesto en las últimas crisis de agua en México es el “préstamo” de agua de otras actividades para el uso público urbano.

Nadie puede estar en contra de esta medida y cabe señalar que es el sector agrícola al que más se le destina agua, más del 70% del agua potable disponible.

El sector agropecuario es el que podría proporcionar mayor volumen de agua, sin embargo, para ello existen una serie de condicionantes que deben ocurrir para que se logre:

Primero se deben identificar las fuentes asignadas a este sector que son susceptibles de incorporarse a la red pública, además es necesario conocer la calidad del agua a extraer.

Sin embargo, lo verdaderamente complicado es lograr que los usuarios agrícolas cedan estos volúmenes de agua. 

Para que se realicen los cambios es seguro que pedirán ayuda en la tecnificación de riego, así como transitar a la siembra de productos que requieran mucha menos agua para su cultivo, pero con los mismos beneficios de productividad.

Esta conversión representa una ardua labor cuyos resultados no serán inmediatos, pero se requiere empezar de inmediato.

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Otra solución es continuar con la construcción y mantenimiento de infraestructura hidráulica, pero alguien debe encargarse de atender las posibles afectaciones sociales, proyectos bien hechos de acuerdo a las necesidades reales, así como asegurar las mejores fuentes de financiamiento y mantenimiento.

También se deben revisar las políticas fiscales e implementar las que brinden sostenibilidad a todos los Prestadores de Servicios de Agua y Saneamiento del país, así como a todos los usuarios.

Para ello es necesario revisar los programas de apoyo, de subsidios, de incentivos y regulación, así como tarifas energéticas adecuadas.

Pero se requiere de una figura con las atribuciones suficientes que llame a realizar estos cambios.

Aunado a lo anterior se requiere una buena capacidad de supervisión de las normas, así como tener una legislación que asegure que se cumplan con las disposiciones antes mencionadas, las cuales se deben poner en marcha, ya que, si no se garantizan primero, de nada serviría tener la mejor legislación del mundo en materia de agua.

Claro es que se necesita una constante capacitación y profesionalización del personal que labora en el subsector de agua potable, drenaje y saneamiento, con la finalidad de disminuir la rotación de los profesionales, lo cual afecta de manera directa la eficiencia y eficacia en la operación de los organismos.

Debemos ser conscientes del crecimiento de nuestras ciudades, ya que el ordenamiento territorial es un problema para la dotación suficiente y de calidad del agua que requieren los habitantes, sobre todo en las actuales condiciones de sequía.

Si no se respetan las factibilidades de disponibilidad del recurso y si solo se atienden los intereses económicos, se estará empeñando la capacidad de vivir en un entorno sustentable.

Lo antes señalado son solo algunos ejemplos de soluciones que solo se pueden atender desde una perspectiva integral, desde un esfuerzo nacional que involucre compromiso desde los tres órdenes de gobierno, con un plan a largo plazo que se cumpla, sin importar expresiones políticas. 

No podemos darnos el lujo de no conseguir acuerdos sin dogmas, sin posiciones extremas ni politiquerías, en un tema tan fundamental como es el agua.

Nuestro futuro depende de ello.

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