A propósito del periodismo…

Mi primer acercamiento con el periódico La Jornada debió ser en el año 1995, cuando el Estado de México y de manera específica el Valle de Toluca comenzaron a tener resonancia nacional en las agendas informativas, debido a la presencia del penal de máxima seguridad del altiplano, en donde comenzó el seguimiento de los procesos penales por los homicidios del ex candidato presidencial Luis Donaldo Colosio Murrieta y de quien fuera secretario general del PRI, José Francisco Ruiz Massieu.

Las coberturas de los medios nacionales, agencias, de los corresponsales y de los medios de comunicación estatales se hicieron frecuentes y constantes a partir de ese momento, como no se había visto antes. 

Coberturas sui generis, maratónicas por audiencias que duraban varias horas, a las que, por cierto, inicialmente no teníamos acceso reporteras y reporteros, que ante ello debíamos permanecer en el exterior, a un lado del Colegio de Policía del Estado de México, siempre al pie del cañón, aguardando las entrevistas con las partes involucradas en el proceso, los representantes del Ministerio Público por un lado y los abogados defensores por el otro, o bien los familiares de los mismos procesados que accedían a dar pormenores o cubrir la asistencia de funcionarios de otros países, como en alguna ocasión ocurrió con la procuradora de Suiza, Carla Del Ponte, que acudió al penal para un tema relacionado con el origen de recursos que fueron confiscados a Raúl Salinas de Gortari, hermano del ex presidente Carlos.

Cuando no era la presencia en el exterior del penal, era en las instalaciones de los juzgados federales que se localizaban en un edifico rentado por el Poder Judicial en la avenida Isidro Fabela en la capital mexiquense. Demasiadas anécdotas que consumirían líneas y líneas para contarlas.

Y en este contexto fue más frecuente la convivencia y el trato con Gloria Pérez Mendoza, corresponsal en el Valle de Toluca, del diario La Jornada, quien estaba asignada de planta a la cobertura informativa de esos procesos.

Gracias a ella que fui jornalero por unos días. Me otorgó su confianza para poder cubrirla en una suplencia, efímera pero singificativa para marcar mi incipiente desarrollo profesional. Esos fueron mis primeros textos en este medio de comunicación. 

Hoy ya no está con nosotros, pero sin duda deja huella en todos quienes abrazamos esta noble pero apasionante profesión. Su circunstancia trascenderá en el tiempo como una de las periodistas que abrieron brecha en esta profesión aquí en el Estado de México. 

Vayan estas líneas en recuerdo a su persona. Abrazo fraterno a sus familiares y amigos.

Una disculpa por escribir en primera persona, pero esas anecdótas, esas vivencias reflejan una parte mínima de lo que es el ejercicio del periodismo, que últimamente ha sido cuestionado desde el poder mismo. 

Una profesión que se ha vuelto riesgosa, con cinco periodistas muertos en lo que va del año y con un elevado índice de impunidad. Basta ver las cifras del Observatorio Unesco de Periodistas Asesinados-México, en donde se puntualiza que de los 136 de asesinatos de comunicadores entre 1998 y 2022, el 71.2 por ciento de ellos está pendiente de resolución.

@periodistamex