Austreberto Martínez Galván encuentra el motor de su vida

Las manos de Austreberto Martínez Galván, ha hecho autobuses manuales a escala y eléctricos desde hace más de cinco años

Las manos de Austreberto Martínez Galván, ha hecho autobuses manuales a escala y eléctricos desde hace más de cinco años a pesar de no ser ingeniero, electricista, mecánico o diseñador pero su ingenio le ha dado para aprender y ganar dinero.   

Antes de dedicarse a hacer autobuses a escala, Austreberto fue conductor de camiones de pasajeros, después fue taxista y lo que más disfrutaba era conducir y realizar su trabajo y lo hacía con mucho entusiasmo y contento. 

Sin embargo, hace poco más de cinco años tuvo un accidente que le impidió seguir desempeñando su labor y tuvo que retirarse porque quedó imposibilitado para conducir. 

Triste por haberse quedado sin trabajo y no tener dinero para el regalo del Día de Reyes de su hijo de entonces 4 años, recordó que tenía piezas como un diablito, llantas, lámina para hacer un autobús antiguo, los que más le gustan a su niño. 

“Él tiene gusto por los autobuses, es muy aficionado a los autobuses antiguos, arma carritos de papel, hacía sus dibujos de autobuses, de ahí es donde nace la idea de hacerle autobús a él porque a mi me gustaba manejar, me gusta mi trabajo, me gusta ser operador y a él le gustan mucho los autobuses reales, más los antiguos que los modernos”, contó.

El joven padre de familia puso manos a la obra y así fue que con ingenio y con las piezas que tenía, pudo terminar su primer camión antiguo a escala, que tenía pedales y que su hijo disfrutó mucho. 

Debido a que gustó el juguete, con el paso de los meses probó en hacer otro pero eléctrico y puso su taller en el patio de su casa en Almoloya de Juárez, relató que no tenía noción de electricidad, de mecánica o ingeniería, pero hizo pruebas hasta que salió el diseño que se popularizó. 

Los modelos más recientes tienen luces interiores, exteriores y dependiendo la exigencia del cliente puede colocarles pantallas táctiles para el copiloto, estéreo, además de claxon y el decorado es completamente a mano. 

Cada pieza toma más de 22 días para su conclusión, cada camión es único porque se construye dependiendo de los gustos de los pequeños o de los adultos. 

“El proceso de fabricación de los carros es con ángulos, soleras, un poco de lámina galvanizada, ese es lo que lleva el autobús en su armadura, va estructurado, laminado y con fibra de vidrio; el diseño de la cromática es es algo que muy novedoso porque esto no se veía en el mercado». 

Recordó que en 2021, un cliente que quería un autobús le sugirió el poder incorporar un estéreo y aceptó el reto de hacerlo todavía más real, porque ese era el gusto del cliente y quería que se fuera contento. 

De hecho nosotros lo hacemos al gusto del cliente, esto surgió hace un año también exactamente cuando un cliente me dice, oye le puedes adaptar un estéreo, se lo adaptamos, le ponemos un estéreo

Entre todos los camiones que ha hecho tiene sus preferidos, los que más le han gustado por el trabajo y por el significado para los clientes, uno es la pieza que tuvo que hacer completamente en color blanco. 

Otro es una petición especial de un aficionado al Club América radicado en Estados Unidos, que quiso una réplica del autobús de dicho equipo, «es de los mejores trabajos que he hecho”; reconoce. 

Pero también está el de un joven que quiso que le hiciera la réplica de la unidad que manejaba su padre y de esa manera honrarlo cuando murió o uno para unas niñas que fue pintado en rosa y con los rostros de ambas a los costados de la pieza. 

Para él es un orgullo que su trabajo se dé a conocer y que algunas de sus piezas ya hayan llegado a sitios como Estados Unidos y otros tantos se hayan quedado en otros estados de la República Mexicana. 

Cada pieza tiene un costo de 10 mil pesos en promedio, solo que lleve aditamentos extras que ya suponen elevar el precio un poco más. 

A Austreberto le gusta hacer su trabajo y también está feliz de que cada año los Reyes Magos lo visiten en su taller para hacerle los encargos que quieren los niños que se han portado bien y que recibirán una de sus creaciones. 

Su reto es hacer un camión de otras dimensiones, de unos cinco metros pero que tenga motor de gasolina, para lo cual ya trabaja en el diseño.

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