Bocados con 120 años de tradición

La Dulcería Hernández abrió sus puertas en Toluca a finales de 1890, desde entonces realizan dulces avalados por más de 120 años de tradición

La Dulcería Hernández abrió sus puertas en Toluca a finales de 1890, desde entonces realizan dulces tradicionales avalados por más de 120 años de tradición.

Carlos Hernández, miembro de la cuarta generación, compartió que sus bisabuelos Antonio Hernández y Matiana Quiroga comenzaron a hacer y vender dulces típicos en la ciudad.

Lo que se volvió una costumbre para los miembros de la familia que aprendieron a hacerlos.

Lo que empezó como un medio para subsistir se convirtió en una herencia familiar que perdura hasta la quinta generación, hermanos, tíos y nietos, todos participan, cada uno con su especialidad.

En la dulcería hay 5 personas de la familia, mientras el resto apoyan desde sus casas, donde tienen cocinas grandes y los utensilios necesarios para su elaboración, por lo que siempre tiene abastecimiento para el antojo de la población.

“Todo inició por necesidad, para tener un sustento para vivir, y nos lo fueron enseñando, ahora somos 15 miembros que nos dedicamos a esto, yo lo disfruto mucho, me gusta lo que hacemos aquí”. 

Sus ancestros comenzaron esta tradición vendiendo en el centro de la capital mexiquense hasta instalarse en la Colonia Sánchez donde llevan 65 años.

Actualmente ofrecen casi 100 variedades de dulce artesanal de leche, frutas cubiertas como higo, acitrón, chilacayote, naranja, piña, calabaza, cocadas y jamoncillos de 24 sabores, entre otros. 

“Somos artesanos”, aseguró con orgullo al comentar que cada pieza está hecha a mano, lo que les da el toque único que ha llegado a toda la república mexicana como un recuerdo de la ciudad.

Consideró que ya son parte de la identidad de Toluca, pues han roto fronteras para llegar a otros estados como un regalo para los sentidos. 

La trayectoria los respalda 

A primera hora de la mañana recibe la leche bronca recién ordeñada que se mezclará con el resto de los ingredientes, todo es natural, no se usa nada de esencias, colorantes, saborizantes, ni ningún tipo de conservador.

“Eso le da la calidad, el control de insumos y el cuidado, alguna vez nos ofrecieron exportar los dulces, pero eso iba a bajar la calidad porque requeriría conservadores, entonces preferimos mantenerlo artesanal y de mejor calidad”, dijo Hernández.

Si bien, el resultado es un dulce que se degusta en unos segundo o minutos, el trabajo para hacerlos requiere mucho tiempo y paciencia.

Ya que hay que cuidar que la leche no se queme, conocer las porciones adecuadas de azúcar ponerle y cuidar que no se bata y se haga una pasta.

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Con el paso del tiempo, algunos de sus productos han cambiado, pero el proceso sigue siendo el mismo.

Pues por un lado intentan innovar y darles su toque personal y, por otro, tratan de preservar las recetas que les enseñaron sus antepasados.

A las 10:00 horas abren sus puertas, preparan los ingredientes y dos horas después inicia el proceso para transformar sus ingredientes en dulces de todos los sabores y colores.

La perseverancia y el amor que tienen por esta actividad los ha posicionado sin necesidad de promocionarse, por lo que la gente llega por la recomendación que se hace de boca en boca. 

La pandemia no paró la tradición

Su reputación como artesanos dulceros, que ofrecen productos de calidad,fue su principal respaldo cuando el coronavirus llegó a la capital mexiquense.

Por lo que agradeció que en ese tiempo nunca les faltaron los compradores y pudieron adaptarse.

Celebró que pese a las dificultades que representó la crisis sanitaria para la sociedad en general, sobrevivieron gracias a sus clientes que siempre buscaron un bocado dulce en tiempos de dificultad. 

“No cerramos ningún día, con las medidas sanitarias, no nos dejaron morir, y no solo los que vivían por aquí, venían de otros lados y pusimos servicio a domicilio y logramos subsistir”. 

Vocación 

Desde que empezó a trabajar siempre le dio satisfacción que el resultado final fuera reconocido por sus clientes, quienes han sido la principal motivación para seguir creando productos todos los días. 

“Empecé a los 20 años, estudiaba contaduría en la UAEM pero tuve que empezar a trabajar, pasaron los días, las semanas.

Se pasó el tiempo y ya no terminé, pero no me arrepiento porque descubrí que me gusta mucho hacer lo que hago aquí”. 

Al concluir, invitó a los toluqueños y foráneos a visitar esta tienda donde encontrarán una opción para todo tipo de gustos.

Información de estos dulces con tradición

Para quienes quieran conocer más sobre esta tienda de dulces, pueden visitar el local de 10:00 a 20:00 horas.

De lunes a sábado y los domingos de 12:00 a 17:00 horas, actualmente está ubicada en la calle Texcoco, número 304 en la colonia Sánchez de Toluca.

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