Crea Chapingo biofertilizante a base de sargazo que fortalece cultivos durante la sequía

Podría convertirse también en alimento balanceado en la ganadería

Con el apoyo de una empresa ecológica, la Universidad Autónoma de Chapingo (UACh) desarrolla un biofertilizante orgánico obtenido del sargazo y con altos nutrientes que podrían fortalecer a las plantas y brindarles resistencia a la falta de agua y a temperaturas extremas.

La institución dio a conocer que está por iniciar líneas de investigación para la certificación y aprovechar esta alga marina, que además de servir como abono, también puede ser aprovechado como alimento balanceado para el ganado.

Ángel Leyva Ovalle, director de la División de Ciencias Forestales (Dicifo) de Chapingo señaló que para iniciar con los trabajos de investigación, se encamina una colaboración con la empresa C-combinator (www.c-combinator.com), dedicada a crear productos sustentables, y carbono neutro (combustible ecológico de cero emisiones).

Con ellos se trabajará para validar el uso y aplicación del biofertilizante orgánico y bioestimulantes, así como de otros productos que pueden ser aplicados para mejorar la producción del agro mexicano.

Mediante el convenio, se llevarán a cabo estudios sobre el uso e impacto del producto en los cultivos agrícolas y en especies forestales en todas las zonas del país.

“Certificaremos la aplicabilidad de un rango del biofertilizante y bioestimulantes, creado por la empresa, el cual tiene un amplio espectro por los micro y macro nutrientes que se obtienen del sargazo, y verificaremos cómo se desempeña en los suelos agrícolas y zonas forestales».

Félix Navarrete, vocero de la empresa ecológica, enfatizó que una de las mejores formas de aprovechar al máximo los productos que han desarrollado a partir del sargazo, es su uso en el ámbito agrario, de ahí que buscaron colaborar con la Universidad Autónoma Chapingo para obtener mayor productividad.

“Nuestro compromiso con el campo mexicano incluye apoyar la resiliencia frente al cambio climático, acelerar la transición hacia la agricultura orgánica y justa, así como proteger cultivos de gran valor económico y cultural”.

ASME