De sol, de polvo y viento y sueños de poeta

Con singular alegría

Recuerdo como cuando fui contraria a tus creencias e ideologías políticas, de enero a diciembre. Aunque también soy de izquierda. Pero… ¿te das cuenta que los dos siempre hemos ayudado a quien creemos que más lo necesita? “Raíces” y todos los lugares aledaños. Dos rayas paralelas en el agua. La raya en el agua…

Pero yo no curo. No tengo ese don. Ni Dios me ha dado un par de manos como las tuyas. En ellas está tu porvenir y tu futuro. Úsalas para bendecir a los enfermos. Construye, salud en otros. Coloca tus sueños, tus anhelos, tus esperanzas y tu fe, de nuevo. Dios te regaló un don. Úsalo.

Yo no sé crear ni criar uvas. Te digo que mi árbol de naranjas está helándose y no quiere venir ni un poquito a acurrucarse dentro. Ya le dije mil veces que lo amo. Él lo sabe y sigue tan campante. Te lo encontrarás pronto en Oz… ¡Hace un aire frío del carajo! ¡Cómo me gustaría que estuvieras acurrucándome!

Como cuando te hice tu fiesta sorpresa e hiciste un berrinche, y no te gustó. Me habrá dolido tanto que no lo recuerdo. Como cuando nos cacharon enfrente de una Virgen, en Tlalpan, a donde nos íbamos a platicar dándonos besos: eso sí. Como[G1]  cuando vimos que vivir en la Villa Olímpica, tal vez resultaba bueno. Como cuando un día fuimos al cine a ver la película de “Un hombre y una mujer”: volverla a ver de sopetón, un día que no podía dormir en la madrugada fue extraño. ¿Cómo yo viendo tu-mi película de hace 50 años? La canción: la samba. El argumento. Ese extraño amor…

Como cuando me paseaba en todos los salones de tu facultad inmensa junto a la mía, queriéndote encontrar. Como cuando no te vi cambiando tu llanta frente a mi querida nueva escuela.

Como cuando te vi la primera vez afuera de mi escuela y me enamoré de ti, todo entero. ((Yo sí recuerdo de qué color tienes la piel, el pelo, los ojos, las manos, el cuerpo)). Siempre sé que el 19 de septiembre cumples años, que mides 180, que pesas 70 kilos y que besas y amas extraordinariamente bien. Recuerdo. Y no… no soy ni remotamente morena. Cachetona sí.

¿Sabes de qué me acordé? De que la casa de Xotepingo estaba en arreglo. Subí a tu cuarto, y en la pared había una carita de una ‘cachetona linda’ que estaba viendo el futuro. Gillian, pintada por Pato. Qué cosa. Qué memorias.

Como cuando te regalo lo que tengo: mi paz, mi tiempo, mi inteligencia, mis pensamientos, mis poemas y mi alma. Porque quiero y te quiero. Me digo: lo que hoy te parece un sacrificio, mañana terminará siendo tu mayor logro. No te desesperes.

¿Te cuento la historia de mi vida? No ha sido nada fácil. Una vida muy vivida. La resumo en tres actos: encontrarte, volverte a encontrar y no sé. Esas tres. Te hallé a los 17 años y ahora tengo 65. Me encantaría ser bonita e inteligente como antes… Ahora tengo experiencia, premoniciones y ganas de vivir. Absorber con cada poro, cualquier acto que me regale el universo entero. Le hablo, le vivo, le entiendo, le amo. Lo sabe y me regala el estar aún aquí. ¿Sabes? Me doy cuenta que en la vida, he tenido más, mucho más de lo que merezco.

En este momento, brilla Venus frente a mí.

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