Negligencia criminal

Diálogo en silencio

El accidente ocurrido en la Línea 12 del Sistema de Transporte Colectivo Metro en la Ciudad de México es una tragedia que al margen de lo que los peritajes determinen para conocer sus causas, evidenció la negligencia; alguien no hizo bien su tarea.

No se trata de señalar culpables sin tener el sustento técnico que determine qué fue lo que colapsó la estructura y su desplome al paso de los vagones del metro; sería irresponsable en estos momentos en que el dolor está a flor de piel.

Pero no se pueden dejar de lado las llamadas de atención que se dieron de manera previa, sobre todo en octubre del 2020 cuando en redes sociales se publicaron fotografías en donde se aprecia cómo se estaba desnivelando la estructura, justo en San Lorenzo Tezonco y Olivos, zona cero de la tragedia.

No se puede ser carroñero y sacar provecho o raja política de este hecho que enlutó a varias familias de personas que ese día subieron al vagón con la esperanza de regresar a casa después de un día de trabajo; o que cruzaban por ahí y el destino les jugó una mala pasada.

El foco de la atención si bien está en las indagaciones para determinar las causas del accidente, también debe estar con las victimas, con las personas que están hospitalizadas y que difícilmente sus vidas regresarán a lo común por la amputación de una extremidad.

Irrita la negligencia, pero molestará más la impunidad si a pesar de determinar las causas con apoyo de especialistas, no se castigan las omisiones irresponsables que desencadenaron esto. Hay 25 razones poderosas para hacerlo.

Desafortunadamente la Linea Dorada nació con mala estrella.

Que iornías de la vida. El trazo inicial de la línea 12 consideró toda la línea subterránea, pero  su proceso de construcción se replanteó quedando un tramo subterráneo de Mixcoac a Atlatilco, un tramo elevado de Atlatilco a Zapotitlán y un tramo superficial de Zapotitlán a Tláhuac.

Nadie duda que el servicio que brinda es necesario; la demanda estimada del proyecto para el uso de esta línea es superior a los 367 mil pasajeros diarios en día hábil, lo requieren las miles de familias que viven en las delegaciones por donde cruza la línea y que permitían disminuir el tiempo de recorrido de Mixcoac a Tláhuac de dos horas a sólo 45 minutos. Y por supuesto una reducción de costo de transporte evitando uno o hasta dos pasajes adicionales.

Y si se trata del medio ambiente al menos en el proyecto los beneficios también son evidentes. Se dejarían de emitirse 400 mil toneladas de dióxido de carbono al año.

Pero algo salió mal.

En 2014 el Sistema de Transporte Colectivo Metro realizó un diagnóstico de las condiciones en las que se encontraba la línea, destacando desgaste ondulatorio acelerado y acentuado de rieles, particularmente en las curvas menores a 300 metros de radio en el tramo elevado comprendido entre las estaciones de Atlatilco a Zapotitlán; deformación de rieles y deslizamientos de los trenes al punto normal de paro.

Esos son los antecedentes y pueden surgir cientos de hipótesis al respecto.

Pero la atención requiere estar con las victimas y con los lesionados y esperar que el tiempo no los mande al último vagón por parte de las autoridades y se haga justicia.

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NEF