El reto de la movilidad metropolitana

Diálogo en silencio

¿Se imagina ocupar seis de las 24 horas del día para trasladarse a su lugar de empleo y regresar a su hogar? Pues esa es una, quizá de miles de realidades que viven quienes habitan en algunos municipios mexiquenses y que deben ir a la Ciudad de México a trabajar y viceversa. Así de compleja resulta ser la movilidad metropolitana.

Si no lo cree, aquí un desglose del recorrido diario de un ciudadano mexiquense que vive en San Juan Tehuixtitlán, municipio de Atlautla, en el oriente del Estado de México y tiene que llegar a trabajar a la alcaldía Miguel Hidalgo:

A las tres de la mañana sale de su casa y camina algunos kilómetros hasta Popo Park, en la carretera México-Cuautla; ahí toma el primer transporte público que recorre por lo menos seis municipios y llegar al bazar Zaragoza en la avenida del mismo nombre, en la alcaldía Venustiano Carranza, para tomar una pesera hasta Metro Tacuba en donde sube a un microbús hacia la Torre de Pemex para caminar finalmente a su trabajo en un grupo cervecero de Río San Joaquín a donde llega a las seis de la mañana. Tres horas de ida y por la tarde el regreso.

Como esta historia hay miles y de diversos municipios que integran la Zona Metropolitana del Valle de México. Desplazamientos para el trabajo, como para el estudio; unos en transporte público y otros en particular.

Ese fenómeno de expulsión-atracción y viceversa no es nuevo. En la obra La Movilidad en la Ciudad de México, Impactos, Conflictos y Oportunidades, del Instituto de Geografía de la UNAM, se retoman cifras del mismo INEGI pero del 2015 que refieren que de la población ocupada en la región Centro del país, el 18 por ciento labora en un municipio diferente al de su residencia.

La Encuesta Origen-Destino en Hogares de la Zona Metropolitana 2017 señala que entre semana se realizan 34.56 millones de viajes en la Zona Metropolitana del Valle de México y cerca del 60 por ciento es para ir al trabajo, utilizando entre media y dos horas.

El mismo estudio señala que de los 15.57 millones de viajes en transporte público que se realizan en esa zona en tres de cada cuatro se usa el servicio colectivo (microbús o Combi). En la capital del país el Metro ocupa el segundo lugar en frecuencia de uso mientras que, en los municipios conurbados se utiliza un colectivo en cuatro de cada cinco viajes en transporte público.

Esa es realidad de la Zona Metropolitana del Valle de México que representa un desafío porque no sólo es el tiempo de traslado, también tiene otras implicaciones, que van desde los costos que hay que pagar por el trasbordo de varios transportes, la seguridad que es un tema complejo con los asaltos que se registran en el transporte público y hasta la salud mental.

En un podcast de Corriente Alterna de Cultura UNAM, titulado “Transporte Público y Estrés: la Factura que cobra en Salud Mental” se habla de los efectos en la salud mental de quienes usan transporte público en la Zona Metropolitana del Valle de México, porque pasar horas en traslados cobra una alta factura a la estabilidad mental de las personas usuarias y terminan por desarrollar estrés debido a los largos viajes y las condiciones inseguras del transporte público.

Esos son los problemas que deben atenderse.

@periodistamex

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