El arranque no formal

La CXXI sesión extraordinaria del Consejo Político Estatal del Partido Revolucionario Institucional del Estado de México celebrada el pasado martes, pareciera que dio la voz de arranque, aunque no formal, al proceso de sucesión de gobernador del próximo año.

Por el ánimo de los presentes, dio esa impresión. Los discursos, los personajes, el simbolismo que simpre rodea esas litúrgias tricolores, apuntaron a ello. Un ánimo renovado con el relevo de la nueva dirigencia estatal.

Habrá quien piense que es demasiado pronto, ya que la elección será el primer domingo de junio del año próximo, pero las circunstancias políticas que se viven creo que obligan a empezar a organizarse para competir en una de las elecciones que será la más compleja para el Revolucionario Institucional. 

Sólo para recordar y tenerlo presente en la cronología de la elección, el Código Electoral establece que a cada elección precederá una convocatoria que deberá ser aprobada a más tardar el 18 de diciembre del año previo de la elección y publicada a más tardar la primera semana del mes de enero del año electoral.

Y es que el tricolor se juega su sobrevivencia. De ese tamaño es la responsabilidad de quienes tienen en sus manos los destinos partidistas.

El PRI es gobierno actualmente en tres estados: el Estado de México, Coahuila e Hidalgo, en esta última entidad se celebrarán elecciones este año. En esas entidades no se ha registrado alternancia.

Independientemente del resultado de este año en Hidalgo, para el 2022 estarán en juego dos de sus últimos bastiones estatales, Estado de México y Coahuila. 

Por su número de electores el Estado de México siempre ha sido la joya de la corona. De ahí que no es cosa menor esa elección que será decisiva para mantener al PRI en el escenario de las gubernaturas. Solo o en coalición.

Si bien el priísmo queda con la fuerza de la representación en el Congreso de la Unión, siempre pega en percepción el dominio territorial en el país.

¿Cómo ha sorteado el PRI las últimas cinco elecciones en el Edoméx?

La última elección de gobernador con resultados holgados para el PRI, fue la del año 1993. En ese entonces el tricolor obtuvo un millón 949 mil 356 votos; su más cercando adversario fue el PAN con 557 mil votos y el PRD alcanzó 271 mil 977.

En la siguiente elección y con un afán de legitimarse como partido democrático en el Estado de México se registra por primera ocasión un proceso interno de selección de candidato a finales de 1998; en 1999 el PRI derrota a las alianzas del PAN-PVEM y PRD-PT; es la última ocasión en que el partido tricolor compite solo.

En el 2011 aliado con el PVEM y Nueva Alianza alcanzó la victoria con más de tres millones de votos sobre su más cercano competidor, la alianza PRD-PT-Convergencia que sumó un millón 20 mil votos; para llegar a la elección del 2017 en que la alianza PRI-PVEM, Nueva Alianza y Encuentro Social con dos millones 40 mil 491 votos, se alzaron con la victoria sobre Morena que obtuvo un millón 871 mil 658 sufragios.

Así es la ruta de resultados.

Veremos en los hechos si efectivamente ese cónclave priísta marca el inicio de la línea del tiempo de la sucesión por parte del tricolor.

@periodistamex