El Ogro Salvaje clama por “exorcistas» para una economía post-coronavirus

Por Jesús Delgado Guerrero

Poseído por los “espíritus animales” de las finanzas casineras, de la economía del lucro a cualquier costo y de la acumulación por la acumulación,  a cuyo paso se expanden la desigualdad y la miseria, el Ogro Salvaje (neoliberalismo) lanza gritos de auxilio una vez más, desesperado porque ve que sus trucos, ya muy gastados, parecen no convencerlo ni siquiera a él. Lo que no han podido razones ni gobiernos parece que será hazaña de la pandemia generada por el coronavirus o Covid-19.

Tenebrosa digresión: el Ogro Salvaje es pariente del Ogro Filantrópico (Octavio Irineo Paz Lozano) y del Ogro Antropófago (Carlos Castillo Peraza), esos engendros que, después de devorar todo, terminan por depredarse ellos mismos. 

Más: ambas obras, reflexivas recreaciones de los embelecos del diablo enfundado en el traje de Estado Benefactor, que lo mismo hace de mal empresario que de peor patrón, y del capitalismo desbocado que no duda en pactar con comunistas neoliberales que con dictadores de toda laya.

Ante lo que los economistas denominan como “la tormenta perfecta” (los motores de la de economía están apagados o desbielados; choques funestos e inéditos de oferta y demanda en forma simultánea, gran desempleo; especulación permanente en los mercados financieros y otros, todos derivados de la pandemia Covid-19), el hecho es que el Ogro Salvaje parece buscar caminos de redención, confesando crímenes y otros pecados provocados por su teología devastadora.

“Será necesario reevaluar otras consignas de nuestro sistema económico global con una mente abierta. Una de las principales es la ideología neoliberal.

El fundamentalismo de libre mercado ha erosionado los derechos de los trabajadores y la seguridad económica, ha desatado una carrera desregulatoria hacia el fondo y una ruinosa competencia impositiva, y ha permitido el surgimiento de nuevos monopolios globales gigantescos.

Las reglas de comercio, tributación y competencia que reflejan décadas de influencia neoliberal ahora tendrán que ser revisadas. De lo contrario, el péndulo ideológico –ya en movimiento– podría oscilar de vuelta hacia el proteccionismo a gran escala y hacia otras estrategias económicas perjudiciales para todos”.

Si las anteriores líneas fueran parte de las “mañaneras” del presidente Andrés Manuel López Obrador o del epílogo de su libro “Hacia una Economía Moral”, ya la hubieran puesto contra el paredón de las maladicencias con todo y “Cuarta Transformación”.  De menos, AMLO sería acusado de “populista, autoritario, antidemócrata, destructor de instituciones, transgresor del Estado de Derecho, enemigo del progreso” y, en suma, un nostálgico del Ogro Filantrópico o del “Soviét de los técnicos”, planificadores  de la economía enunciados por el estadounidense Thorstein Veblen.

Pero no. El escribiente de esas líneas fue el economista alemán Klaus Schwab, empresario y fundador del Foro Económico Mundial (World Economic Forum), conocido como “Foro de Davos” (una organización “sin fines de lucro” que, paradójicamente, cada año reúne a todos los fieles del Ogro Salvaje). 

De alguna manera, el también profesor se inspiró en parte del “Manifiesto de Davos 2020: El propósito universal de las empresas en la Cuarta Revolución Industrial”, donde, entre otras cosas, plantea que “la empresa cumple con la sociedad en general a través de sus actividades, apoya a las comunidades en las que trabaja y paga un porcentaje equitativo de los impuestos”, y que “el rendimiento no debe medirse tan sólo como los beneficios de los accionistas, sino también en relación con el cumplimiento de los objetivos ambientales, sociales”; además, “Los salarios del personal ejecutivo deben reflejar la responsabilidad ante los stakeholders” (partes interesadas, internas y externas).

Pero en su artículo, que bien podría añadirse a la Encíclica del Papa Francisco “Fratelli Tutti” donde el “dogma de fe neoliberal es un pensamiento pobre, repetitivo” y el “mercado solo no resuelve todo”, el profesor Schwab expuso que “Si la crisis del Covid-19 nos ha demostrado algo es que los gobiernos, las empresas o los grupos de la sociedad civil que actúan por sí solos no pueden hacer frente a los desafíos globales sistémicos. Necesitamos romper los compartimientos que mantienen aisladas a estas esferas y empezar a construir plataformas institucionales para la cooperación público-privada”.

Aunque pasó de noche para buena parte de los medios de información, el texto completo se puede leer aquí y forma parte de una serie de reflexiones del dirigente del Foro Económico Mundial al calor del coronavirus.

Sólo queda preguntar si no se tratará de gritar auxilio a los exorcistas como  parte de una estratagema más de “El Maligno” que, además de burlón, dicen que es un redomado mentiroso, traicionero y malo, (igual que El Ogro Salvaje, que una y otra vez se metamorfosea, aunque al final resulta el diablo conservador de siempre, embustero de lo peor).

De entre todo lo malo que ha dejado el Covid-19 (y lo peor que se espera porque no ha terminado, según diversos estudios), no faltarán “exorcistas” para expulsar a “espíritus animales” y demás, aunque el citado fundamentalismo económico no es cualquier cosa. Se está viendo en México: la resistencia a cualquier cambio o desviación de doctrinas y prácticas asumidas casi como bíblicas, inalterables (como en el clásico de terror, sólo les falta vomitar líquidos verdosos, girar la cabeza y levitar).

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