“El Perro Che ché” ofrece exóticos sabores del famoso néctar de los Dioses

En su establecimiento maneja curados de mazapán, de coco, nuez, piñón, avena, mango, rompope, fresa con crema, apio y para los ‘crudos’ de ostión y jitomate

Elizabeth Mendoza Chávez, de 43 años, es dueña de la Pulquería “El Perro Che ché”, dijo que se dedica a la venta y curado del aguamiel desde hace 10 años, siguiendo la tradición de su abuela, que siempre calificó a esta bebida prehispánica como el néctar de los Dioses.

Mendoza Chávez también es la presidenta de la Asociación de Pulquerías del Estado de México y tiene su negocio en el callejón de la parroquia número 10, cerca del templo de San Francisco, en Atizapán Centro.

Dijo que esto es gracias a su amada abuelita, que era ávida consumidora y preparadora de pulque en su pueblo en el estado de Hidalgo, con quien convivió mucho tiempo y quien le decía que, “está bebida era el remedio para aliviar muchos males”.

Pulquería “El Perro Che ché” ofrece varios curados

Recordó que el nombre de su establecimiento “El Perro Che ché”, surgió porque era el acompañante del tlachiquero y el cuidador del maguey.

Así le llamo al can que tenía su abuelita, que era el que espantaba a los roedores que se querían tomar el aguamiel.

Las pulquerías en Atizapán, dijo Mendoza Chávez, “no sólo conservan la tradición de la bebida y sus alimentos, sino también la creatividad del pueblo, porque tienen nombres muy simpáticos, ‘La Bella Renata’, ‘Pulque Arte’, ‘Curados de Espanto’, ‘Pulquería la Wapa’, ‘Pulquería la Quitapenas’ y ‘Pulquería la Cábula’, entre otros”.

Comentó que su negocio es familiar, pues su esposo y tíos le ayudan a realizar las diferentes preparaciones, siendo el curado de queso la bebida de mayor demanda también está la de mazapán, de coco, nuez, piñón, avena, mango, rompope, fresa con crema, apio y para los ‘crudos’ la de ostión y jitomate, la de yerbabuena, el de mojito, entre otras.

En temporada de calor preparan pulcaletas y frappés de sabores

Comentó que a la semana en “El Perro Che ché” se consumen 150 litros de pulque, que son traídos ya sea de Hidalgo y Tlaxcala.

Aunque también se busca apoyar a los pequeños tinacales de municipios aledaños, como Tlazala, en Isidro Fabela.

“La preparación de los curados se realiza de manera artesanal, no se usan licuadoras, sino se mete la fruta en un bote y se machaca con un palo especial, hasta que se convierte en pulpa, después se cuela con manta de cielo sobre el aguamiel, se endulza con leche condensada”, explicó.

El pulque queda espeso, dijo, con un grado de alcohol del 5 por ciento, por eso su consumo se da generalmente en personas de 20 a 45 años.

Este espacio al día atiende entre 30 y 40 bebedores de pulque

Mendoza Chávez comentó que al día atienden entre 30 y 40 bebedores de pulque, en sus muy diversas preparaciones y también venden alimentos tradicionales, como tacos de cochinita pibil.

Negó que se fermente el pulque con muñequitas de excremento, “eso es mentira, porque el pulque es una bebida muy delicada y ese tipo de preparados no se dan, fue una leyenda urbana que se creó hace años por la competencia con las cerveceras”.

El crecimiento urbano y poblacional de Atizapán, ha ocupado los espacios para la siembra de magueyes, lo que afecta la producción de pulque.

De acuerdo con el cronista municipal de Atizapán, Arturo Trueba Urban, al municipio siempre se le ha relacionado con el tema de “mechaleros”.

Toda vez que así se les conocía a los atizapenses que se dedicaban a recoger el “mechal” o fibra que se desprende de las hojas de maguey para extraer el aguamiel y el pulque.

En los años 50 y 60 del siglo pasado fueron famosas 20 pulquerías tradicionales del centro de Atizapán.

Por la calidad del preparado, al grado que lo pedían y llevaban a la Ciudad de México y otros pueblos o municipios.

La producción de pulque se ha visto afectada

“El maguey de Atizapán fue llevado a Hidalgo y a otros estados, para mejorar el pulque de esas regiones”, comentó el cronista.

Lamentablemente, dijo, la zona urbana creció sobre áreas donde originalmente había lomeríos y terrenos, previamente ocupados por agricultura, bosques y pastizales.

Trueba Urbán platicó que los casi 90 kilómetros cuadrados que conforman el municipio de Atizapán, antes de los años 60, estaban sembrados de puro maguey.

Actualmente, toda esta zona está invadida por casas y edificios, hasta los cerros, por eso, ya no hay espacio para sembrar magueyes y rasparlos.

“Eso no es impedimento para continuar disfrutando de la bebida prehispánica, los jóvenes emprendedores se han dado a la tarea de proveerse del aguamiel y traerlo al municipio de Atizapán, se han organizado para obtener pulque de calidad y a buenos precios en otros estados e incluso buscan tinacales pequeños, para comprar el aguamiel”.

Atizapán cuenta actualmente con 25 expendios de pulque

“En la época prehispánica sólo los sacerdotes, hombres y mujeres retirados ya de la vida activa podían consumirlo. Aunque también era ofrecido, hasta embriagarse, a quienes iban a ser sacrificados en el templo de Huitzilopochtli”, recordó.

10 pulquerías decidieron integrarse en la Asociación de Pulquerías del Estado de México.

Esto para ser reconocidos por sus preparados, que atraen a visitantes de otros municipios como Naucalpan, Tlalnepantla y la misma Ciudad de México.

SPM