Familia de Atlautla produce pesebres navideños desde hace 30 años

Es una fuente de empleo para familia y vecinos

Cada año la familia Velázquez Amaro produce alrededor de de mil casas o pesebres navideños en su taller, donde genera empleo fijo a familiares y vecinos de la comunidad desde hace más de 30 años, en Atlautla.

Laurencio Velázquez Amaro, fue el primero de la familia en empezar la fabricación de estas artesanías de madera que tienen su mejor temporada de ventas en la temporada decembrina, dice orgulloso Sergio Velázquez en entrevista.

Dice que aprendió el oficio cuando tenía cerca de 17 años y fue su padre, junto con su hermano Hilario quienes iniciaron lo que se convirtió en una tradición familiar, la cual les genera ingresos año con año.

«Anualmente elaboramos poco más de mil casitas, nosotros somos mayoristas, comercializamos en la central de abastos de la Ciudad de México y en la central de Cuautla».

Creación de fuentes de empleo, elaboración de pesebres navideños

Comentó que además de él, siete personas trabajan en su taller, y empiezan a a fabricar los pesebres navideños a partir de mayo, para que en octubre ya estén listos los portales. El costo va de los 45 pesos hasta los 400 pesos aproximadamente.

“Cortamos la madera a la medida, primero se arma el techo, después pasamos al armado y la decoración con musgo y aserrín y quedan listas para su venta. En tanto que el musgo lleva un procedimiento especial para decorar las casitas».

Musgo para los pesebres navideños

Posteriormente se pica el musgo, porque si se mete así como está, corre el riesgo de que no se adhiera al 100%. Es una labor que se hace a mano para que quede a una sola medida; dependiendo el tamaño de la casa será el tamaño del musgo.

“Es un trabajo que lleva muchos detalles, me gustaría que la gente no regateara a los menudistas, ya que, aunque ellos no lo trabajen o sean revendedores, nosotros estamos atrás de ellos, si ellos venden bien, nosotros producimos más, garantizando la calidad”.

El proceso de elaboración toma muchos meses, ejemplo de ello es el pasto que se junta desde enero y febrero para empezar a embodegarlo, para que en septiembre que se usa ya lo tengamos listo, destacó Sergio.

ASME