Gestión del Agua desde la Demanda

La Fuente

En el tránsito de múltiples formas de gestión del agua en México, de planes, programas y proyectos para garantizar el derecho humano al agua y saneamiento, se ha privilegiado a la manera de llevar más y más agua a ciudades que no dejan de crecer.

El crecimiento de la población urbana por encima de la rural implicó un aumento también de la demanda de agua.

De acuerdo con la Conagua, la dotación promedio necesaria en áreas rurales es de 138 litros por habitante al día, mientras que para las zonas urbanas es de más de 200 litros por habitante.

Ante un porcentaje de medición tan bajo del consumo de agua en los hogares del país (en 2018 fue del 62%), se debe considerar que dicha cifra tan solo hace referencia a la dotación de agua que el operador de los servicios necesita inyectar en la red y que es un indicador muy diferente al del consumo verdadero o efectivo de un habitante al día.

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Dicho dato varía dependiendo de la fuente que lo refiere. Algunos indican que el consumo de agua por mexicano al día llega a ser de 300 litros. Lo que sí se conoce con certeza es que el consumo de agua en los hogares urbanos es mucho mayor que el de las zonas rurales, por lo que el crecimiento porcentual de la población seguirá presionando la demanda de agua en los hogares de las grandes y medianas urbes.

En 1950 el porcentaje de población urbana era del 43% y para 2020 dicho porcentaje incrementó al 79%. 

En el caso del Estado de México, del 2005 al 2015, la demanda de agua creció un 18%, la población incrementó un 17%, mientras que la oferta aumentó 16%. Es decir, la demanda de los servicios de agua aumentó 2% por encima de la oferta.

Otro hecho innegable es la cantidad de agua disponible para repartir en México. De acuerdo al INEGI, en 1910 había 31 mil metros cúbicos de agua por habitante al año, para 1950 pasó a 18 mil m3, en 1979 se ubicó por debajo de los 10 mil m3, en 2005 era de 4,753 m3, y para 2019 era tan sólo de 3,586 m3 anuales por mexicano. Es decir, ahora tenemos solo el 12% del agua que teníamos disponible en 1910.

Por supuesto que lo lógico es pensar que la disminución del recurso hídricos se debe al crecimiento de la población, pero existen otros factores como el cambio climático e incluso las condiciones de la infraestructura de distribución del agua, que se encuentra en una situación deplorable. Basta con decir que el 40% del agua potable para uso público urbano se pierde por las malas condiciones de las redes. Esto, aunado al resto de los problemas mencionados, provocan el estrés hídrico en México, que tiene una gestión que no es sustentable.

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Las actividades económicas también generan demanda agua. La Conagua reconoce que solo el 4% del uso del agua en nuestro país se destina a la industria, sin embargo, se debe tener plena certeza de que la cantidad de agua extraída por las empresas, sea efectivamente la concesionada.

En resumen, varios economistas han planteado el problema de la imposibilidad del crecimiento económico constante e infinito. Los recursos naturales serán la barrera que ponga límite, ocurrirá incluso antes que las propias barreras de la economía. Por ello es tan importante plantearnos un cambio en la visión de la solución de los problemas y, en ello, la demanda de los recursos como el agua jugará un papel importante.

Es necesario equilibrar el crecimiento de las zonas urbanas por medio de una adecuada planificación; otra recomendación es atender la necesidad de inversión en infraestructura de las redes de distribución y toda aquella necesaria para contar con prestadores de servicios de agua eficientes que manejen de mejor manera un recurso cada vez más escazo.

Una recomendación más es no contaminar el agua que tenemos, tanto la superficial como la subterránea, además de lograr un cambio en nuestra concepción del valor social del agua, con lo que habremos de redefinir nuestros hábitos de consumo.

Sí, claro que es necesario desarrollar una política pública encaminada al estricto reúso del agua, y se tiene que lograr una verdadera planificación de las actividades económicas, con el objetivo de competir lo menos posible con otros usos que se le dan al líquido, siempre teniendo en cuenta que el 76.6% del agua en México se emplea para el uso agrícola

¿Y usted, querido lector, qué otras políticas en materia de agua sugieren que se deban contemplar?.