La famosa vacuna

Con singular alegría

Y de repente pasa por televisión una cobertura majestuosa para los que viven en la CDMX. ¡Ya llegó la vacuna!, y en tres días, conforme el apellido, les estaban poniendo el piquete que los inmunizaría de todo mal. Se vio en todos los canales y fue una revolución. No hay nada que sea más importante en este momento, que la vacuna en el centro del país. Y en algunos muy pocos de la periferia. Vi que se están formando, desde muy temprano en la madrugada.

Tengo varios amigos que ya se pudieron poner la famosísima vacuna. Ellos viven en Cuajimalpa, y les ha ido bien. Yo vivo en Zinacantepec, y no ha llegado. Aquí dentro del Estado de México, la han puesto en 48 comunidades de solo 24 municipios.

Considero que la estrategia que están haciendo nos va a llevar mucho tiempo de espera. Y a los que nos hemos cuidado, será esperar más, mucho más todavía. Yo ya me apunté en la página que nos dijeron, y nadie me ha hablado. Me costó trabajo porque por días, lo intenté y lo intenté. ¡Pero al fin lo logré!

Todavía veo a miles de personas por las calles sin cubrebocas y me muero de rabia. No entiendo por qué están arriesgando su vida, y la que tienen a su lado. La mayoría son jóvenes que muy probablemente creen que a ellos no les hará daño nada.

Y pienso en cómo ha cambiado todo de un año para acá. La vida, es un magnífico regalo de Dios. Cada mañana, amanezco y me llena de alegría saber que sigo viva. No me había percatado de miles de cosas bellas que han pasado: claro que todo sigue igual. El mismo lago, los mismos patos, los mismos árboles, la misma vereda verde para caminar. Pero todo es distinto ahora, porque lo observo y lo agradezco. Todo es más que bienvenido en esta nueva etapa de la vida. Y de nuevo, lo agradezco.

Y así veo como mucha gente muy amada, se ha ido porque la enfermedad la ha aniquilado. Gente buena que lo único que hacía era trabajar para su país y amar a México. Y así sigue esto sin pies ni cabeza. No hallo a quien preguntarle. ¿Por qué están haciendo esto? Es una forma de ilusionar a la gente de que ya no tendrá ninguna enfermedad mortal ni contagiará a nadie.

Los adultos mayores somos la población más vulnerable. Jubilados o no, tenemos la sensación de estar desprotegidos. Así me siento yo…