Ponernos de acuerdo o pagar las consecuencias

La Fuente

Después de décadas de diagnósticos, de foros, discusiones y reuniones de alto nivel, en los tres niveles de gobierno se dice que el tema del agua está “sobrediagnosticado”, que todos sabemos qué hacer y que no es necesario discutirlo más, sin embargo, no es así.

Ante la llegada de nuevos actores políticos a puestos de decisión, es necesario informar de lo planteado anteriormente por aquellos que han dedicado gran parte de su vida a los temas relacionados con la administración de los recursos hídricos.

La gestión del agua es tan compleja que se debe informar a la población

Es fundamental que, como país, nos pongamos de acuerdo en la política que debemos seguir para garantizar un servicio de agua de calidad, el que todos merecemos como mexicanos, haciendo a un lado “partidismos”, “politiquería” y mezquindad en estos temas, ya que nuestro futuro como nación depende de ello. 

Se han conseguido muchos avances, pero existen temas que debemos poner sobre la mesa, discutirlos, firmar acuerdos y construir esas políticas que nos ayudarán a conseguir los objetivos deseados. Esto no debería ser complicado, mucho menos cuando se trata de algo que nos afecta a todos directamente de muchas maneras.

Las propuestas de políticas públicas para la gestión del agua no pueden partir del modelo actual que, aunque funcionó por un tiempo, actualmente es obsoleto.

El futuro nos alcanzó ya, de hecho, algunas ciudades en las que se creía que tenían el problema “medianamente resuelto”, el estrés hídrico amenaza su estabilidad social, política y financiera.

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Es necesario definir nuevas responsabilidades a la luz de las modificaciones constitucionales y las iniciativas de ley que, en algún momento, habrán de plantearse. Lo que resulta indiscutible es que los Municipios, por sí solos, no pueden continuar con la responsabilidad total de brindar los servicios de agua potable, drenaje y saneamiento.

Además, la participación de la sociedad es un reclamo imprescindible que no debe soslayarse, sobre todo por la clase de conflictos que se presentan en la actualidad.

La gestión del agua es tan compleja que se debe informar a la población y fomentar la integridad en la toma de decisiones.

La regulación de los servicios es otro asunto mayor

En el modelo de gestión actual solo contempla la figura de la autoregulación de parte de los sujetos obligados, pero no hay parámetros de comparación, de evaluación, de sanción, de mecanismos de control ante el incumplimiento de las normas.

El agua también debe ser considerada como parte vital del equilibrio ecológico. El nuevo modelo de gestión se debe plantear desde una perspectiva con principios de economía ecológica, misma que requiere de una participación multidisciplinaria que analice la relación entre las actividades humanas y el deterioro de los ecosistemas.

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Igual de relevante es el sistema financiero del agua, que pretende resolver el tema desde la perspectiva no de la oferta sino de la demanda. Este tópico es uno de los que requiere mayor atención y trabajo, ya que faltan muchos recursos para lograr una gestión sostenible.

Hay muchas preguntas que deben ser resueltas como ¿quién debe pagar el agua y cuánto?, ¿quién debe subsidiar el agua?, ¿cuánto se debe subsidiar y a quiénes se debe beneficiar?, ¿se permitirá el financiamiento privado o no, y si es así bajo qué mecanismos?, ¿cuál es la participación de cada orden de gobierno?, ¿qué mensaje queremos transmitir a la sociedad?, ¿cuál es nuestra responsabilidad como usuarios-receptores de los servicios relacionados con el agua?

Solo poniéndonos de acuerdo en estos temas que dejamos en el tintero podremos asegurar el cumplimiento de los derechos humanos al agua y el saneamiento.

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