PRD

El 14 de agosto de 1986, hace ya casi 35 años, se formalizó la Corriente Democrática al interior del PRI, con el propósito de transparentar y democratizar la elección del candidato del partido a la presidencia de la República.

Encabezados por Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, atrajeron a gente como Ifigenia Martínez, Rodolfo González Guevara, Enrique González Pedrero, Carlos Tello, Gonzalo Martínez Corbalá, Roberto Gómez Garnica, Cristóbal Arias, Augusto Villanueva, Armando Labra y un casi desconocido Andrés Manuel López Obrador.

Asistieron a la XIII Asamblea del PRI sólo para encontrar rechazo de parte del presidente del CEN, Jorge de la Vega: “Hay quienes confunden la apertura democrática con el desorden, sin tomar en cuenta que éste beneficiaría a las oligarquías y a pequeños grupos de individuos que sólo sirven a intereses particulares”.

De la Vega fue directo: “No toleraremos que se invoque la democracia que practicamos para trastocar nuestra actividad partidista. Desde esta gran asamblea decimos a todos los que aquí en adelante no quieran respetar la voluntad de la inmensa mayoría de los priistas, que renuncien a nuestro partido y que busquen su afiliación en otras organizaciones políticas”.

Cárdenas y sus seguidores se fueron del PRI y se dieron a la tarea de construir la candidatura del michoacano rumbo a la presidencia de la República en 1988. Encontraron apoyo en el PARM, partido al que se sumaron el PST, el PSUM, el PMT, el PMS y otras muchas fuerzas para crear el Frente Democrático Nacional, antecedente directo del PRD que nació con la aglutinación de estos grupos:

El Partido Mexicano Socialista (PMS), que integró varias fuerzas políticas de Izquierda a nivel Nacional: El Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT), dirigido por Heberto Castillo Martínez y José Álvarez Icaza; el Partido Socialista Unificado de México (PSUM), por Arnoldo Martínez Verdugo y Gilberto Rincón Gallardo; el Partido Patriótico

Revolucionario (PPR), por Camilo Valenzuela y Jesús Zambrano; el Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP), por Carmelo Enrique; la Unión de la Izquierda Comunista (UIC), la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR), por Mario Saucedo, entre otros.

Más adelante se unen a la fusión una parte de la militancia del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) con miembros como Carlos Navarrete Ruiz, Jesús Ortega Martínez, Graco Ramírez Garrido Abreu, Rafael Aguilar Talamantes, Miguel Alonso Raya, entre otros.

La vox populi aseguraba que en 1988 las elecciones fueron ganadas por Cárdenas Solórzano, pero fueron truqueadas por Manuel Barttlet (hoy titular de la CFE), luego de la caída del sistema electoral. Quizá en ese momento comenzó el declive del partido, que tuvo momentos estelares.

Por eso resulta verdaderamente penoso que un esfuerzo político que costó tanto trabajo construir y que tanto representó para la vida democrática del país por sus aportaciones, esté a punto de ser tirado a la basura.

En el Estado de México les ha costado trabajo, pero han sido persistentes para acabar con el PRD, ahora agonizante, tras la pelea entre Cristian Campuzano y Omar Ortegas para quedarse con sus despojos.

No han entendido que son la real izquierda, esa que atiende los temas de las minorías.

ASME