Sergio Kopeliovich: desde las entrañas de México

Sergio Kopeliovich, de 54 años, arquitecto y pintor muralista, promotor de la paz a través del arte, la cosmogonía y cosmovisión de culturas

Sergio Kopeliovich Efrato, de 54 años, arquitecto y pintor muralista, promotor de la paz a través del arte, la cosmogonía  y cosmovisión de las culturas.

Afirma que el artista pinta con los ojos, la mano y la muñeca, cuyos trazos surgen y fluyen automáticamente.

Nacido en México, de padre ruso y madre polaca, perteneciente a una familia de arquitectos y de diseñadores de interiores, con  carreras altamente fructíferas, es el  menor de cuatro hermanos, todos arquitectos, siempre tuvo en su casa libros para admirar el arte, el diseño y valorar todo tipo de materiales, para plasmar en cada textura una esencia.

Su objetivo, es hacer un museo donde se promueva la cultura de la educación por la Paz.

A través de la cosmovisión y cosmogonía de los pueblos originarios, sobre todo, con un equipo docente, para poder promover a través de diferentes dinámicas y disciplinas del arte y mensaje de la Paz.

Apasionado por el arte y tradiciones mexiquenses

Dijo que el artista debe entender las diferentes dimensiones y cuando pinta murales.

“Me tengo que bajar del andamio muchas veces, verlo de lejos, subirme de nueva cuenta, ver los diferentes ángulos y perspectivas, ya que es el público el que lo va apreciar y valorar”. 

“Tuve la fortuna de haber nacido en un lugar donde se respiraba arte y arquitectura, la biblioteca de la casa, era sobre arquitectura, pintura y siempre tuve la oportunidad de visitar museos y estudios de pintores, que mis padres me incentivaron, para contagiarme del gusto por el arte, ver pintores pintando, porque mi carrera es de arquitecto, pues yo como pintor me ví forzado a tener una carrera autodidacta”. Afirmó Kopeliovich

Sus artistas preferidos son Diego Rivera, por su trazo y Rufino Tamayo, por la materia que utiliza en su obra, José Luis Cuevas, quien hizo un mural efímero en la UNAM, que le llamó mucho la atención.

Trabajó con 22 artistas de graffiti, con los que se dio a la tarea de pintar 800 metros cuadrados de la azotea del teatro Morelos y diseñó un tapete Temoaya.

Con motivos simbólicos de los cinco pueblos originarios, Mazahuas, Otomí, Matlazinca, Tlahuicas y  Náhuatl.

De los 22 que trabajaron con Sergio Kopeliovich

“21 eran líricos, solo 1 tiene preparación, el nieto del artista Fernando Cano, un gran escultor del Estado de México, había estudiado artes”.

Se pintó el tapete de Temoaya, con una flor mexiquense que diseñó en el centro, con hojas dobles, con íconos que representan a los cinco pueblos originarios, con caras de venaditos de los Mazahuas, colibríes de los Otomíes, pintó  también un doble Teponaztli, una doble red y el águila.

Dijo orgulloso que  “México está lleno de talentos y manos artesanales, se le llama responsabilidad compartida».

“Mi instrumento principal es la vista y la mano, la muñeca, pero uno debe tener un ojo educado para poder pintar y automáticamente, los trazos surgen y fluyen”. Dijo Efrato

Kopeliovich Efrato comentó, que cuando se pinta a gran escala hay diferentes vistas: “se tienen que ir controlando los diferentes ángulos.

Para poder tener un trabajo integral y un resultado integrado, para jugar con el movimiento del público”.

Habló que pintó un mural de 9 metros de altura en la Universidad Intercultural del Estado de México, en San Felipe del Progreso, con el tema “Mujeres Originarias”.

Son  cinco mujeres bailando alrededor de una planta de maíz  gigante, con pintura acrílica, enfrente está un mural con cinco mineros, con el tiro de la mina, el tema es la dualidad:

El hombre y la mujer, el día y la noche, el sol y la luna.

«Eso me gusta pintar, la obra de estos grandes artesanos y artesanas, con motivos iconográficos, que a la vez se vuelven simbólicos y didácticos para el público», destacó.

Fue aprendiendo, que por ejemplo, una faja de una mujer Mazahua que lleva tejido una carita de un venado, o en las diferentes capas unos conejitos tiene que ver con el tema de la fertilidad. 

“Eso es lo que yo intento como artista, reflejar el trabajo de estos grandes artesanos, como patrimonio cultural del universo, es importante sumergirse al México profundo”, dijo emocionado

“Hay pueblos mágicos, con encanto y ciudades típicas; en cada una de las comunidades cuando uno se adentra y descubre que tan México Mágico, es este país. Esa es mi tarea, sumergirme en ellos, platicar con los mismos artesanos, artesanas y tratar de reflejar en mis murales, llevarlo al público”, destacó

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Lo importante, señaló, “es ir conociendo todos estos secretos que se pueden compartir con el público y que son parte de la cultura”.

Está trabajando en el diseño, el Museo de las Culturas por La Paz, inspirado en un metate sobre un petate, planea presentarlo a Conaculta.

Hay que hacer el proyecto ejecutivo arquitectónico completo, y el cultural, que es el cuerpo completo,  que es el cuerpo y el alma. 

Comentó que una obra tiene cuerpo y alma, no es nada más lo que uno pretende demostrar, sino que surge de adentro.

Eso hace que sea una obra completa y que te lleve a las siguientes facetas.

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